Crítica a la razón simbólica (fragmento)Eduardo Nicol
Crítica a la razón simbólica (fragmento)

"La palabra vocación significa llamada. El hombre que emprendió "el camino seguro de la ciencia" se sintió llamado a la pura verdad: a dar una razón verdadera de las cosas. Esta disposición interior permitió el descubrimiento de los cuatro principios que consideramos condiciones exteriores u objetivas de la ciencia. La vocación fue una promoción interna, y a la vez resultó moderadora. De suerte que ella es, en cierto modo, condición de las condiciones: condición de que se declarase expresamente el fundamento real de un saber verdadero.
La vocación primera fue un acto de conciencia principal, o sea universal: rebasaba el ámbito de los individuos que lo efectuaron. La autoconciencia entraña por esto unos compromisos existenciales: compromisos de fidelidad a sí misma, al ser del cual se habla con intención pura de verdad, a todos cuantos reciben los dones de la razón verdadera. La fidelidad es "ética".
La ciencia actualiza la capacidad humana de hacer uso de razón librándose de compromisos ajenos a la verdad. A los hombres de nuestros días, incluso a muchos que son conocidos como hombres de ciencia, les importan cada vez más los beneficios tangibles, pragmáticos, del oficio racional, y cada vez menos los beneficios intangibles de la verdad como fin último de ese oficio. Por esto el ethos de la ciencia, que permanecía implícito cuando se daba por consabido, resalta ahora en las alternativas de la razón pura: brilla en ellas por ausencia. Pues se trata, en efecto, de una ausencia, no de una reforma. El ethos no puede materializarse en un sistema de reglas, obligaciones y sanciones. No puede ser alterado ni traicionado. Es cuestión de ser o no ser. El ethos es definitorio porque suprime la necesidad de una pregunta clásica: ¿qué es ciencia, en general? Ciencia es vocación de verdad. "



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