Olózaga: Estudio político y biográfico (fragmento)Ángel Fernández de los Ríos
Olózaga: Estudio político y biográfico (fragmento)

"Empezó la batalla con mucho calor por ambas partes; era la decisiva, era la última; la oposición demostraba, pasando revista á los actos del ministerio, que adolecía de poca capacidad; de poca energía, de falta de fuerza moral, que no correspondía al pensamiento de 1º de setiembre: la falange ministerial, escasa de razones pero superabundante en tenacidad, se defendía mal pero no cejaba; la cuestión llegó a plantearse como convenía: se dijo que en las circunstancias en que se hallaban el ministerio y el Congreso, habían llegado a ser incompatibles, lo cual era innegable, y de aquí se dedujo una consecuencia de lógica terrible para el grotesco personaje que presidía el gabinete, en el apogeo ya de su fama cómica. González había declarado en su primer programa que su pensamiento y su resolución era caminar con aquellas Cortes: la oposición fundaba en tan imprudente compromiso la imposibilidad moral de una disolución, contraria á aquellas palabras: las Cortes, ó uno de los cuerpos colegisladores, manifestaban solemnemente que no merecía su confianza; González no podía hacerse por más tiempo el desentendido; la aprobación de la censura le hizo imposible: González se encontraba enredado en las redes que á sí propio se había tendido, y cayó al fin, rodeado de un descrédito general, del puesto en que, con su incapacidad y su necia pedantería, hizo tanto daño á la causa liberal y á la del regente, provocando la funesta coalición de intereses y banderías opuestas, que se iba preparando. A excepción del ministro de Gracia y Justicia Alonso, que se mostró celoso vigilante contra la hostilidad de Roma, y sumamente hábil en trazar la línea divisoria entre ambas potestades, aquel ministerio, por buenos deseos y recta intención que tuviera, no dio pruebas sino de falta de energía para poner á raya los proyectos reaccionarios; no tuvo tacto para evitar la desunión del partido progresista, ni carácter para conseguir al menos el respeto de los contrarios; su política fue mezquina, vacilante é infecunda, y dio lugar á que empezara á confundirse al regente del reino en los cargos que se le dirigían. "


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