Norte contra Sur (fragmento)Jules Verne
Norte contra Sur (fragmento)

"Zermah tenía entonces treinta y un años; Mars, treinta y cinco. Nueve años antes se habían casado, perteneciendo a un colono llamado Tickborn, cuyo establecimiento se encontraba a una veintena de millas más arriba de Camdless-Bay. Este colono durante algunos años, había tenido relaciones bastante frecuentes con Texar, pues éste iba muy a menudo a la plantación, donde encontraba excelente acogida.
No había nada de extraño en esto, pues Tickborn tampoco disfrutaba de buena opinión ni de ninguna estima en el condado. Además, sólo poseía una inteligencia muy mediana; así es que sus negocios no habían prosperado ni mucho ni poco, y se vio obligado a poner en venta, aún a su pesar, un lote de esclavos.
Precisamente en esta época, Zermah, muy maltratada, como todo el personal de la plantación de Tickborn, acababa de dar a luz un nuevo y ya desgraciado ser, del cual fue en seguida separada. Mientras que expiaba en la prisión una falta de la que no era tampoco culpable, su hijo murió.
Puede comprenderse cuál sería el dolor de Zermah y la cólera de Mars. Pero ¿qué podían estos desgraciados contra un dueño al cual pertenecía su carne, muerta o viva, puesto que la había comprado?
Además, a esta pena había de unirse otra no menos terrible. En efecto, al día siguiente de aquél en que su hijo había muerto, Mars y Zermah, puestos a la venta, estaban expuestos a ser separados.
Este consuelo de encontrarse juntos bajo un mismo dueño, iba a desaparecer también, tal vez para siempre. Un hombre se había presentado que deseaba comprar a Zermah, pero a Zermah solamente, a pesar de que él no tenía plantación alguna. ¡Un capricho, sin duda! Este hombre era Texar. Su amigo Tickborn iba a formalizar el contrato con él, cuando, ya en los últimos momentos, otro comprador pujó más alto, y aumentó el precio.
Éste era James Burbank, venido expresamente para asistir a la venta pública que se verificaba en la plantación de Tickborn. Una vez allí lo habían conmovido profundamente las lamentaciones y súplicas de la desgraciada mestiza, que pedía en vano que no la separasen de su marido.
Precisamente James Burbank tenía necesidad de una nodriza para su hija, que acababa de nacer. Habiendo sabido que una de las esclavas de Tickborn, cuyo hijo acababa de morir, se encontraba en las condiciones deseadas, no pensaba más que en comprar la nodriza; pero conmovido por el llanto y las súplicas de la infeliz Zermah, no dudó en ofrecer por su marido y por ella un precio superior a todos los que habían ofrecido hasta entonces por sólo Zermah.
Texar quiso luchar. Conocía a James Burbank, que le había arrojado varias veces de su dominio, como a un hombre de reputación sospechosa. Precisamente de esto procedía el odio que Texar profesaba a toda la familia de Camdless-Bay, y señaladamente a su noble jefe.
Texar quiso luchar contra su rico concurrente, pero fue en vano. Se encaprichó, hizo subir al doble el precio que Tickborn pedía por la mestiza y por su marido. Esto no sirvió sino para hacérselos pagar más caros a James Burbank, pero finalmente la puja fue adjudicada a éste, porque Burbank hizo cuestión de amor propio lo que al principio fue sólo impulso de compasión.
No solamente Mars y Zermah no serían separados uno de otro, sino que iban a estar al servicio del más generoso de los colonos de toda Florida. ¡Qué bálsamo tan dulce fue éste para su dolor! ¡Con qué tranquilidad podían mirar ya el porvenir!
Zermah, seis años después, estaba todavía en toda la plenitud de su belleza mestiza. Naturalmente enérgica, corazón agradecido y consagrado a sus benéficos dueños, había ya tenido más de una vez ocasión, y habría de tenerla todavía, de probarles su afecto y su sacrificio.
Mars era digno de la mujer a la cual el acto de caridad de James Burbank le había unido para siempre. Era un tipo notable de estos africanos con cuya sangre se ha mezclado abundantemente la sangre criolla. Alto, robusto, de un valor a toda prueba, estaba destinado a prestar verdaderos servicios a su nuevo y querido señor, al joven Gilbert.
Por otra parte, estos dos esclavos que acababan de ser unidos al personal de la plantación, no fueron tratados como tales. Habían sido pronto apreciados por su bondad y por su inteligencia; Mars fue dedicado especialmente al servicio del joven Gilbert. Zermah fue la nodriza de Diana. Esta situación no podía menos de introducirlos más profundamente en la intimidad de la familia.
Zermah sintió a su vez por la niña un amor de verdadera madre; aquel amor que la infeliz no había podido consagrar al niño que había perdido. Dy se lo pagaba bien. Desde hacía seis años, la afección filial de la una había siempre respondido a los cuidados maternales de la otra, por cuya causa la señora Burbank experimentaba por Zermah tanta amistad como reconocimiento.
Los mismos sentimientos existían entre Gilbert y Mars. Ágil y vigoroso, Mars había contribuido mucho a hacer a su joven señor hábil en todos los ejercicios del cuerpo. James Burbank no tuvo nunca motivo para arrepentirse de la determinación que tomó al ponerle al servicio de su hijo.
Así, pues, nunca la situación de Zermah y de Mars había sido tan lisonjera; al salir de las manos de un Tickborn y después de haber corrido el peligro de caer en las de un Texar, no podían olvidar lo que debían a Burbank y ocasiones tuvieron para demostrarle que no eran unos ingratos. "



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