Relatos y prosaRafael Alberti
Relatos y prosa

"¿Qué era Rusia para mí desde Cádiz, cuando, en el año 1915, jugábamos a la guerra bajo la montera de vidrio de un patio soleado? Sólo llanuras de nieve ensangrentada y nubes de cosacos a galope tendido. Luego, ya en Madrid, desde 1917, Rusia se me desdibuja, se me pierde, se me escapa del todo, hasta volver a aparecérseme, con el presentimiento de su grandeza de hoy, en el año 1930, a la caída de la dictadura de Primo de Rivera. Pero ahora ya con su nuevo y verdadero nombre: Unión de República Socialistas Soviéticas.
Desde la ventana de nuestro cuarto, en el hotel Novo Moskovskaia, miro su capital, Moscú, partida por el río Moscova, casi helado, arrastrando grandes manchas de grasa de las fábricas y vigas de madera. Por dos empinadas pendientes, al borde del agua endurecida, en pequeños trineos y en patines, se desprenden, deslizados, los niños. A distancia, no se sabe qué son: parecen diminutos colchones que rodaran o negras bolas de trapo.
La catedral de San Basilio, con sus torres de cebolla, como grandes mitras de arzobispos colgados, sube sobre las casas, se empina con sus cruces, pretendiendo alcanzar, nivelarse a la altura de las torres del Kremlin. Allí clavada en una de las giraldas de la fortaleza, aprisionada entre banderas rojas, aletea todavía el águila de oro de los zares. Enfrente, tan derrotada y muerta como ella, se levanta la cruz de San Basilio, la iglesia, su aliada.
Una de las murallas rojas del Kremlin sube a lo largo del río, hasta no ver su fin desde mi ventana. Defendido por sus muros, se alza el palacio de los Soviets, de tipo neoclásico, rodeado por las viejas iglesias moscovitas de cúpulas doradas. ¿Quiénes dijeron en Europa que los bolcheviques habían arrancado las cruces y fundido el oro de las cúpulas? Contra el cielo de la fortaleza del Kremlin se destacan más cruces y más oro que banderas rojas. El poder de los Soviets es más fuerte que los antiguos símbolos de la vieja Rusia zarista. No los teme. Los deja. Desde mi ventana los veo: son muertos en el aire. "



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