Pasaje de las sombras (fragmento)Arnaldur Indridason
Pasaje de las sombras (fragmento)

"El joven apodado «señor catedrático» durante la construcción de la carretera en el norte no se encontraba en casa cuando Flóvent y Thorson llegaron en coche a su domicilio, una ratonera metida en un sótano de la calle Öldugata. Habían regresado rápidamente por Suðurnesjavegur tras su encuentro con el jefe de obra con el nombre del muchacho en el bolsillo. El antiguo jefe de obra les contó que el joven tenía pensado ir a la universidad, así que se dirigieron directamente al nuevo edificio universitario de la barriada de Melarnir. Allí descubrieron que estaba matriculado en estudios nórdicos y cursaba segundo de carrera. Consultaron sus horarios y concluyeron que probablemente habría salido ya de clase. No tardaron mucho en conseguir su dirección.
La tarde avanzaba sobre ellos. Flóvent y Thorson estaban sentados en el interior del coche, a poca distancia del sótano, y observaban a la gente que pasaba por Öldugata. El estudiante se hizo esperar, y ellos aprovecharon ese tiempo para hablar con los vecinos del edificio, pero estos poco pudieron contarles sobre él. Vivía en el sótano desde las últimas navidades y no causaba ningún jaleo ni alboroto, todo lo contrario. Parecía tranquilo, cordial en el trato diario y apacible en todos los aspectos. No, en general, no creían que anduviera mucho de ligoteo o que se viera con chicas. Seguramente no tenía tiempo para esas cosas. Estaba centrado sobre todo en su carrera, aunque sí se sabía al menos otra afición al margen de los estudios: la ornitología. En ocasiones lo veían salir pertrechado de unos buenos prismáticos que llevaba colgados por una correa de cuero y sabían que recorría la península de Seltjarnarnes y otras zonas para observar la avifauna.
Flóvent empezaba a sospechar que el joven tardaría mucho en llegar a casa y ya estaba pergeñando otras maneras de dar con él. La calefacción del coche era infame, la tarde refrescaba y comenzaban a sentir hambre y frío allí sentados. Poca gente caminaba por la calle a aquella hora del día, todos estaban en sus casas sentados a la mesa, cenando. Flóvent recordó a su padre, que siempre lo esperaba en casa para comer por mucho que él insistiera en que no lo hiciera. Se lo imaginó dormitando sobre el banco de la cocina, cansado tras una larga jornada de trabajo en el puerto. "



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