Los ciegos (fragmento)Maurice Maeterlinck
Los ciegos (fragmento)

"PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —¡Yo estoy sentado sobre hojas secas!
TERCER CIEGO DE NACIMIENTO. —¿Y la hermosa ciega, dónde está?
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Está al lado de las que rezan.
SEGUNDO CIEGO DE NACIMIENTO. —¿Dónde está la loca con su hijo?
LA CIEGA JOVEN. —Está dormido. ¡No le despertéis!
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —¡Oh! ¡Qué lejos estáis de nosotros! ¡Creí que os tenía enfrente!
TERCER CIEGO DE NACIMIENTO. —Sabemos, sobre poco más o menos, todo lo que es preciso saber; hablemos un poco, esperando a que vuelva el sacerdote.
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Nos ha dicho que le esperemos en silencio.
TERCER CIEGO DE NACIMIENTO. —No estamos en ninguna iglesia.
LA CIEGA MÁS VIEJA. —No sabéis dónde estamos.
SEGUNDO CIEGO DE NACIMIENTO. —Yo, cuando no hablo, tengo miedo.
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —¿Sabéis dónde ha ido el sacerdote?
TERCER CIEGO DE NACIMIENTO. —Me parece que nos abandona demasiado tiempo.
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —Se está haciendo demasiado viejo. Parece que también ve poco desde hace algún tiempo. No quiere confesarlo por temor a que venga otro a ocupar su puesto entre nosotros; pero sospecho que ya casi no ve. Necesitaríamos otro guía; ya no nos escucha y somos demasiado numerosos. No hay más que las tres religiosas y él que vean en la casa, ¡y son todos más viejos que nosotros! Estoy seguro de que nos ha perdido y anda buscando el camino. ¿Dónde ha ido? No tiene derecho a dejarnos aquí...
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Ha ido muy lejos; creo que ha hablado seriamente a las mujeres.
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —¡Ya no habla más que a las mujeres! ¿Es que nosotros no existimos? ¡Habrá que acabar por quejarse!
EL CIEGO MÁS VIEJO. —¿A quién os vais a quejar?
PRIMER CIEGO DE NACIMIENTO. —No lo sé todavía; ya veremos, ya veremos. Pero ¿dónde ha ido? Se lo pregunto a las mujeres.
LA CIEGA MÁS VIEJA. —Estaba cansado de haber andado tanto tiempo. Creo que se ha sentado un momento en medio de nosotros. Está muy triste y muy débil desde hace algunos días. Desde que el médico ha muerto, tiene miedo. Está solo. Ya casi no habla. No sé qué ha sucedido. Quería a toda costa salir hoy. Decía que quería ver la Isla, por última vez, al sol, antes del invierno. Parece que el invierno va a ser muy largo y muy frío, y que ya vienen del Norte los hielos. Estaba muy inquieto; dicen que las tormentas de estos días pasados han henchido el río y que todos los diques están resentidos. Decía también que el mar le asustaba; parece que se agita sin motivo y que los acantilados de la Isla no son bastante altos. Quería ver, pero no nos ha dicho lo que ha visto. Ahora creo que ha ido a buscar pan y agua para la loca. Dijo que tendría que ir muy lejos... Es preciso esperar. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com