Un mundo menguante (fragmento)Joan Barril
Un mundo menguante (fragmento)

"Pero la vida es mucho más activa que la muerte. La vida invade territorios, hace crecer flores sobre la arena y consigue que los nervios se renueven y que los músculos sientan una electricidad insospechada. Aprendió a conocer todos los detalles de la vida de Luis, sus notas escolares, sus diarios íntimos, sus películas favoritas y en el bolso llevó el retrato del periódico como si fuera su propia alma. Le llevaría a hacer los viajes que se prometieron en aquella noche primera y última. Núria, recuperada por la fuerza torrencial de su voluntad, empezó la que sería una vida interminable de viajes. La memoria de su cuerpo la llevó a visitar España entera. Frente a la mesa de las tabernas supo distinguir la manzanilla de Cádiz de la sidra asturiana, la melosa calidad de los callos y el crujido de los pescaditos fritos. La foto de su amor efímero la acompañaba y casi parecía que le decía cosas como sólo se las saben decir las parejas de largo recorrido. Cruzó fronteras y visitó Europa: las cervecerías inglesas, los vinos franceses, la chacinería alemana. De vez en cuando se detenía para descansar en las altas montañas o sobre la hierba de los prados alpinos. Los horizontes se iban doblando para recuperar el tiempo perdido. Se dejó llevar por la fragancia de las flores del Atlas y por el murmullo de los ríos despistados que van a fundirse con el desierto. Después de tantos meses supo del tacto de la arena y de las piedras, del rastro de los reptiles y de los gorriones. Sintió crecer las plantas y las raíces entre sus dedos yermos. Y aceptó dormir bajo la luna, sintiendo el color de ceniza fría que iba impregnando su piel dormida. "


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