Leda o la alabanza de las dichosas tinieblas (fragmento)Pierre Louys
Leda o la alabanza de las dichosas tinieblas (fragmento)

"Ya no se parecía a Febe. Había perdido su virginidad. Nunca más le temerían los sátiros.
De un salto se puso en pie y retrocedió asustada.
El fauno le preguntó dulcemente:
—¿Quién eres?
—Soy Leda, respondió.
Calló un instante y prosiguió:
—¿Por qué no eres como las otras ninfas? ¿Por qué eres azul como el agua y la noche?
—No lo sé.
La miraba muy extrañado.
—¿Qué haces aquí completamente sola?
—Espero al Cisne.
Ella miró hacia el río.
—¿Qué Cisne? Preguntó él.
—El Cisne. No lo llamé, nunca lo había visto, pero vino. Estoy tan confusa. Escucha.
Le contó lo sucedido y apartó las cañas para mostrarle el huevo azul de la mañana.
El sátiro comprendió, se echó a reír y dio explicaciones groseras que ella intentaba contener poniéndole a cada palabra la mano en la boca. Gritó:
—No quiero saberlo. No quiero. ¡Oh! ¡Oh! Me has enseñado. ¡Oh! ¡Es posible! Ya no lo podré amar y seré desgraciada hasta la muerte.
Apasionadamente la cogió de los brazos.
—¡No me toques! ¡Oh! ¡Con lo feliz que yo era esta mañana! ¡No comprendía cuánto lo era! ¡Si volviera ya no podría amarlo! ¡Ahora que me lo has dicho! ¡Qué malvado eres!
La abrazó y le acarició los cabellos.
—¡Oh! ¡No! ¡No! ¡No!… ¡No! Gritó aún. ¡Oh! ¡Tú no! ¡Oh! ¡Eso no! ¡Oh! ¡El Cisne! Si volviera… Todo ha terminado, todo ha terminado.
Permaneció con los ojos abiertos, sin llorar, la boca abierta y las manos temblorosas por el espanto.
—Querría morir. No sé si soy mortal. Querría morir en las aguas, pero tengo miedo de las náyades, de que no me acojan entre ellas. ¡Oh! Qué he hecho.
Ella sollozaba ruidosamente sobre su brazo.
Una voz grave habló delante de ella. Cuando abrió los ojos, vio al dios del río coronado de verdes hierbas que surgía de entre las aguas, apoyado en su cayado de madera clara.
Decía:
—Tú eres la noche y has amado al símbolo de todo aquello que es luz y gloria y te has unido a él. Del símbolo ha nacido el símbolo y del símbolo nacerá la Belleza. Se encuentra en el huevo azul que ha salido de ti. Desde el comienzo del mundo sabemos que se llamará Helena y hasta el último hombre sabrá que ha existido. Has estado llena de amor porque lo has ignorado todo. Es en alabanza de las dichosas tinieblas. Pero también eres mujer y en la tarde del mismo día el hombre te ha fecundado. Llevas también en ti el ser oscuro que no será nada más que él mismo, que su padre no había previsto y que el hijo ignorará. Tomaré el germen en mis aguas. Permanecerá en la nada. Estás llena de odio porque lo has comprendido todo. Yo te haré olvidar. Es en alabanza de las dichosas tinieblas. "



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