Correspondencias (fragmento) "Por eso, para descargarme de tanta trascendencia, en la noche del sábado veo Carne, una de las indescriptibles películas que el erotómano argentino Armando Bó dirigió a mayor gloria de su musa, la opulenta Isabel Sarli. El título no llama a engaño: la película se llama así porque transcurre en una planta de procesado de carne de vacuno, en la que trabajan los protagonistas. Delicia -que así se llama el personaje que interpreta Sarli- es la novia del jefe de personal, que es también pintor -lo que da lugar a una serie de escenas en las que la exuberante actriz posa desnuda para su amado-; y es deseada por un tipo malencarado que también trabaja en la fábrica, y que la viola repetidamente -una de las veces, sobre un costillar de vacuno, "carne sobre carne", como él mismo se encarga de aclararnos-... No daré cuenta del desenlace entre machista y moralista que Bó da a esta trama. El caso es que, aun reconociendo su condición de bodrio, la veo con agrado. Tal vez por el encanto que le presta su anacronismo -en la época en que los argentinos perpetraban estas gamberradas, aquí en España, con la misma estética y parecidos patrones morales, triunfaba la radionovela Simplemente María-, o por esa sinceridad que sólo los directores malos -piénsese en Ed Wood- ponen en sus productos, tan alejados en esto del desdeñoso distanciamiento con el que los cineastas "de verdad" ejecutan los suyos. [...] Fuera, un frío cortante. Frío de gasolinera abierta a los cuatro vientos. El mundo es un arrabal, como muy bien retrata la película de Bó. Porque lo otro, su núcleo cordial, las sedes de cultura y refinamiento espiritual, está podrido, como muy bien demuestran los testimonios de sus hijos. " epdlp.com |