El capitalismo y la moderna teoría social (fragmento)Anthony Giddens
El capitalismo y la moderna teoría social (fragmento)

"El cálculo de criterios de normalidad en relación con tipos específicos de sociedad nos permite, según Durkheim, abrirnos paso, en el campo de la teoría ética, entre los que conciben la historia como una serie de acontecimientos únicos e irrepetibles, y los que pretenden formular principios éticos transhistóricos. Según los primeros, se excluye la posibilidad de cualquier ética generalizada; los segundos, en cambio, formulan reglas éticas «una vez por todas, para todo el género humano».
Puede aducirse un ejemplo que Durkheim usa muchas veces. El género de ideas morales propio de la polis griega clásica estaba enraizado en concepciones religiosas, y en una forma concreta de estructura de clases basada en la esclavitud: de ahí que muchas de las ideas éticas de aquel período sean ahora obsoletas, y es cosa vana intentar resucitarlas en el mundo moderno. En Grecia, por ejemplo, el ideal del «hombre cultivado» perfectamente, educado en todas las ramas científicas y literarias, era intrínseco a la sociedad. Pero se trata de un ideal que está en desacuerdo con las exigencias de un orden basado en un alto grado de especialización en la división del trabajo.
Evidentemente puede criticarse la posición de Durkheim en este punto diciendo que lleva a la complicidad con el statu quo, puesto que da la impresión de identificar lo moralmente deseable con cualquier estado de cosas que exista en el presente. Durkheim rechaza tal acusación; al contrario, sólo por medio del conocimiento preciso de las tendencias que virtualmente están surgiendo en la realidad social puede tener algún éxito la intervención activa para fomentar el cambio social. «El futuro ya está escrito para el que lo sabe leer [...]». El estudio científico de la moralidad nos permite discernir aquellos ideales que están en curso de constitución, pero que siguen todavía escondidos en gran parte para la conciencia pública. Poniendo de manifiesto que estos ideales no son meras aberraciones, y analizando las condiciones sociales cambiantes que los sustentan y que sirven para fomentar su crecimiento, podremos mostrar qué tendencias deben alentarse, y cuáles deben rechazarse por obsoletas. Naturalmente, la ciencia nunca será tan completa como para permitirnos eludir totalmente la necesidad de actuar sin su guía. «Tenemos que vivir, y a menudo tenemos que anticiparnos a la ciencia. En tales casos no nos queda más remedio que actuar como podamos, y hacer uso de cuantas disposiciones científicas están a nuestra disposición. "



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