El siete de calvario (fragmento)Anthony Boucher
El siete de calvario (fragmento)

"Consideré conveniente examinar estas coartadas. La de Miss Wood era sin duda verdadera, pero el innecesario llamado urgente a Miss Roberts indicaba que sabía que algo habría de ocurrir, para lo cual precisaría una coartada. La de Mr. Lennox no sonaba sin embargo tan verdadera, especialmente cuando supe que poseía un fonógrafo eléctrico y un tocadiscos automático..., accesorio de muy escasa utilidad para el amante serio de música. El tiempo que él no estuvo a la vista de Mr. Lamb podría ser suficiente para que llegase a casa de Miss Wood, diese su golpe y regresase. Podría haber puesto en el fonógrafo un disco con efecto de ruido de máquina de escribir para uso teatral, graduar el tocadiscos y salir tranquilamente...; por supuesto que ya habría escrito anteriormente el papel que después mostraría a Mr. Lamb como resultado de su trabajo de veinte minutos.
"Dos cosas más me hicieron sospechar de Mr. Lennox. Una fue (detalle insignificante) su injustificada sorpresa cuando Mr. Bruce entró a la habitación de Mr. Lamb en la noche del asesinato. La otra fue su minucioso relato del Siete del Calvario que, como ya dije, me inclinaba a considerar inventado.
"Ahora bien, si yo sospechaba que Mr. Lennox pudiera ser el asesino, y únicamente él y Mr. Bruce aparecían como únicas víctimas posibles, deduje que Mr. Lennox había pensado asesinar a Mr. Bruce. La pregunta que faltaba era: "¿Por qué?"
El doctor Ashwin calló. Hasta aquí la explicación era terreno conocido para Martin, y su interés principal residía en observar las expresiones de los demás. Kurt se ponía a cada momento más tenso; Martin no se había imaginado que el joven suizo hubiese querido tanto a su tío hasta que le vio las reacciones ante este relato del asesinato. El doctor Griswold, con erudita apreciación, asentía a cada punto nuevo que Ashwin explicaba. Alex escuchaba impasible; más que la figura central de la historia, podría haber sido simplemente un oyente curioso.
—En mi opinión —reanudó didácticamente Ashwin—, el licor es el mejor amigo del hombre. Para mí un perro no puede compararse con una botella de buen whisky escocés. Pero por lo menos los perros son seres fieles y el licor es notoriamente traicionero, a pesar de sus muchas bondades. Si no fuese por la traición (si bien recuerdo) del mal bourbon, tal vez nunca hubiese podido responder a esta pregunta de "¿Por qué?" Aun para quienes los conocían bien, Paul Lennox y Cynthia Wood parecían amigos superficiales si no ligeramente antagónicos. Pero Mr. Lamb, en ocasión de lo que él llama una "fiesta Morris", descubrió y recordó, afortunadamente a pesar de su propio estado, los siguientes hechos: que Cynthia Wood estaba enamorada de Lennox y era con toda probabilidad su amante, y que Lennox llevaba cierta relación con la esposa de un miembro de la Facultad. Este último punto, en mi estudio del caso, parecía a ratos ofrecer un camino prometedor, pero como resultó un callejón sin salida, no es necesario provocar más escándalo de lo necesario citando nombres.
Tampoco anduve mejor encaminado aun sabiendo que Mr. Lennox era el amante de Miss Wood. Si él había logrado sus favores sin interferencia de Mr. Bruce, dueño de una pretensión anterior, y si, además, también él era a veces infiel a Miss Wood, en nombre de Dios ¿por qué habría de querer matar a Mr. Bruce? Y entonces formulé mi única hipótesis temeraria. Recordé que Miss Wood era heredera de una fortuna no despreciable. Pensé que el verdadero objeto de Mr. Lennox no era el sin duda deleitable cuerpo exótico de Miss Wood, sino más bien el aún más deleitable dinero de su padre. Entonces debía casarse con ella. ¿Y por qué no lo hace? Interrogante: ¿Un casamiento anterior? Segunda pregunta: ¿Con Mr. Bruce, candidato más probable? Objeción: Aun así, ¿no podría él persuadir a Miss Wood (o a Mrs. Bruce, si ustedes prefieren), que según el relato de Mr. Lamb estaba evidentemente, apasionadamente enamorada de él, que se divorciase de este marido innecesario? ¿Para qué matarlo?
"Y entonces recordé la religión de Robert R. Wood. No solamente Mr. Wood es católico romano, sino un convertido a la fe, con todo el fanatismo violento que caracteriza al convertido. Insiste en que su hija siga estrictamente todos los preceptos de la Iglesia. A ella le encanta comer jamón los viernes porque es un desafío a la autoridad paterna. Ella está obligada a informarle cada semana sobre el tema del sermón del domingo anterior. Es evidente que si la hija se hiciese culpable de divorcio y de un segundo casamiento, tanto ella como su segundo marido quedarían desheredados para siempre de la fortuna de Wood.
"Ustedes objetarán que todo esto es una simple hipótesis. Pero ya he demostrado la certeza de que Paul Lennox mató por error al doctor Schaedel, en lugar de a Alex Bruce. Y si no hay otra explicación para esta muerte, creo que, según el consagrado principio holmesiano, se justifica que mi hipótesis sea tratada como un hecho. "



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