Pontecorvo

Gillo Pontecorvo


 Italia | 1919-2006






















1957 | 38 años
Prisionero del mar  
La grande strada azzurra
D: Gillo Pontecorvo
M: Carlo Franci




















1960 | 41 años
Kapo  
Kapo
D: Gillo Pontecorvo
M: Carlo Rustichelli




















1965 | 46 años
Batalla de Argel, La  
La battaglia di Algeri
D: Gillo Pontecorvo
M: Ennio Morricone




















1969 | 50 años
Queimada  
Queimada
D: Gillo Pontecorvo
M: Ennio Morricone




















1979 | 60 años
Operación Ogro  
Operación Ogro
D: Gillo Pontecorvo
M: Ennio Morricone




Otros Films:




Biografía:
    Director de cine italiano, nacido en Pisa. Debido a la influencia ejercida por su hermano, un eminente ingeniero atómico, Gillo Pontecorvo se licenció en Química, aunque de inmediato rechazó la perspectiva de poner en práctica sus recién estudiados conocimientos teóricos y optó por ejercer el periodismo. Fue enviado a Francia como corresponsal de diversos periódicos y revistas, y allí comenzó a sumergirse en los ambientes cinematográficos. El realizador Yves Allegret le contrató como ayudante de dirección, y ocasionalmente como actor, pero su vinculación al periodismo le hizo plantearse la posibilidad de dedicarse al cine documental, género que siente muy próximo a sus verdaderos intereses personales. De vuelta a Italia compra una cámara de 16 milímetros y empieza a rodar reportajes. Asentado ya como documentalista, con cerca de quince películas en su haber, el prestigioso reportero cinematográfico Joris Ivens le ofreció participar como codirector de un filme de ficción en episodios, La rosa de los vientos. El capítulo dirigido por Pontecorvo refleja a las claras aspectos que seguirán apareciendo en su filmografía posterior, como su deseo de contar historias de marcados tintes políticos y donde las situaciones polémicas se presentan como un debate dialéctico de los personajes. En este caso, entre una trabajadora italiana que participa en la ocupación de una fábrica y su compañero sentimental, militante de izquierdas pero que reacciona de forma machista ante la actitud reivindicativa de su amada. Su carrera se ha caracterizado por esa adscripción al cine de denuncia que tanto influyó sobre todo durante los años sesenta, pero, a diferencia de otros colegas, Gillo Pontecorvo pretendió mantener un cierto distanciamiento con lo narrado, de manera que el espectador contemple las imágenes como hechos objetivos. Mientras que su anterior trabajo como periodista aflora en las grandes dosis de documentación histórica que llevan detrás sus largometrajes, lo cual provoca de rebote que nunca se dé prisa en realizar una película, sino que elija un tema concreto y lo prepare concienzudamente. Dichas pretensiones de fidelidad a los acontecimientos reales y de ausencia de maniqueísmo político se demuestran, sin embargo, falsas. Su primera obra, Prisioneros del mar, relataba ya la dura vida de los pescadores sin escatimar los detalles sobre la explotación en que desarrollan sus condiciones de trabajo. Kapó se centraba en los campos de concentración nazis, en un intento por recordar el genocidio padecido por los judíos. O, en fin, La batalla de Argel, obra que le lanzó a la fama internacional, mostraba con cierta simpatía la lucha de los argelinos por la independencia. Queimada supuso un giro en su carrera, por cuanto pasó de trabajar con una mayoría de actores no profesionales, reclutados en los lugares donde rodaba, a que intérpretes de la talla internacional de Marlon Brando o Francisco Rabal protagonizasen sus películas. Además, la ficción pura fue ganando terreno a lo que antes eran imágenes documentales o docudrama. Sin embargo, sus películas continuaron suscitando la polémica internacional incluso cuando le ofrecieron encargos, caso de Operación Ogro, donde se describen minuciosamente los preparativos del atentado de ETA contra el Almirante Carrero Blanco. Acusado tanto de apologista del terrorismo como de reaccionario (según esas afirmaciones vengan de intelectuales de derechas o de izquierdas), en su obra se defiende el derecho a la emancipación de los pueblos, sea Argelia, el País Vasco o los esclavos negros. Apartado de la realización cinematográfica desde finales de los años setenta, retornó en 1996 con dos películas, Festival y The stupids. Ha presidido entre 1992 y 1996 la Mostra de Venecia, uno de los más importantes festivales cinematográficos del mundo y desde cuya plataforma defendió con ardor el proteccionismo cultural frente a la industria norteamericana. Gillo Pontecorvo falleció en la madrugada del 13 de octubre en Roma, a los 87 años de edad.  © M.C.N.


Galardones:
1 Venecia La batalla de Argel, 1966
1 Nastri D'Argento La batalla de Argel, 1967
1 David de Donatello (Mejor director) Queimada, 1969
1 David de Donatello Operación Ogro, 1979



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