Leonor López de Córdoba

España | 1362-1430

Escritora natural de Calatayud, que destacó por ser la autora de sus memorias, las cuales son consideradas como uno de los primeros escritos autobiográficos en lengua castellana. Asimismo, es conocida por la influencia política que ejerció en su época, llegando incluso a convertirse en privada de la reina Catalina de Lancaster, consorte de Enrique III de Castilla. Nació en el seno de una familia noble e influyente en el contexto político de la corte de Pedro I. Su madre, Sancha Carrillo, era sobrina del rey predecesor, Alfonso XI, mientras que Martín López de Córdoba, su padre, era a su vez sobrino de don Juan Manuel, famoso por su obra El conde Lucanor, y llegó a ostentar el cargo de valido de Pedro I. A la temprana edad de 7 años, su padre acuerda su matrimonio con el hijo de uno de sus aliados políticos, Ruy Fernández de Hinestrosa. No obstante, los intereses de ambas familias se ven interrumpidos tras el asesinato del rey en 1369. Después del ascenso al trono de Enrique de Trastámara, la familia cae en desgracia por haber apoyado a Pedro I, por lo que, en 1371, Martín López de Córdoba será decapitado y el resto de la familia encarcelada en las Atarazanas de Sevilla. Durante dicho presidio, será testigo de la muerte de la mayoría de sus familiares y, tras cumplir los doce años exigidos por la ley, tuvo lugar su matrimonio. El encarcelamiento llega a su fin con la muerte de Enrique II en 1379, siendo este el comienzo de una nueva etapa de vicisitudes durante la cual intentarán acercarse a la Casa de Trastámara con el fin de recuperar su antiguo estatus y posesiones. Se establecen en Córdoba, donde, en torno a 1389, nace el primero de cuatro hijos, Juan Fernández de Hinestrosa. Sin embargo, a principios del año 1400, las epidemias de peste les obligarán a instalarse temporalmente en Santaella y Aguilar, hecho que no evitará el contagio y fallecimiento de su hijo Juan a los 12 años. Este acontecimiento fue uno de los motivos por los que la familia decide retornar a Córdoba. A pesar de que no se tiene constancia de la fecha exacta, parece probable que fuese durante esta época cuando la autora decidió dejar sus memorias por escrito, ya que estas abarcan hasta el año 1401 aproximadamente. Del resto de su vida se tiene noticia por otras crónicas y documentos, especialmente tras la restitución de su posición en la corte al ser nombrada en 1404 privada o camarera mayor de la reina regente, Catalina de Lancaster. La influencia política de la nueva consejera personal de la reina arraigará profundamente en la corte, si bien no será una etapa exenta de conflictos y enemistades. Su enfrentamiento con el futuro rey de Aragón, el infante Fernando de Antequera, y el paulatino ascenso de Inés de Torres como persona de confianza de la reina serán algunas de las causas por las que el poder político de Leonor López de Córdoba comience a declinar alrededor del año 1410. La relación con la reina fue complicándose tanto que, en 1412, esta llegó incluso a amenazar con quemarla en la hoguera si Leonor y toda su familia no regresaban inmediatamente a Córdoba. Pasará el resto de sus días en dicha ciudad, alejada de la vida pública, aunque disfrutando de una buena posición y nivel de vida gracias al patrimonio acumulado en sus años en la corte. Muere en Córdoba en el año 1430. Respecto a sus Memorias, cabe recordar que abarcan desde su infancia hasta su regreso a Córdoba tras el fallecimiento de su primogénito. Existe cierto debate sobre su intencionalidad, ya que, a pesar de que ofrece un punto de vista personal, parece probable que hayan sido escritas con el propósito de buscar reconocimiento. De hecho, se cree que tal vez estuviesen dirigidas a los reyes, con el objetivo de mostrar sus méritos personales y ganar su favor. No obstante, no se sabe con certeza si dicho testimonio fue remitido finalmente a los monarcas. Debe aclararse que el texto no fue redactado de su puño y letra, sino que fue dictado a un escribano bajo declaración jurada. Sin embargo, un gran número de estudios al respecto parecen ratificar la idea de que su intervención debió ser mínima, limitándose a poner por escrito el testimonio de la autora. El texto ha llegado a la actualidad a través de copias y reproducciones, ya que parece ser que el manuscrito original del siglo XV, de cuya conservación en el Archivo Municipal de Córdoba se tiene constancia hasta 1836, se halla en paradero desconocido. © BNE

Textos:

Memorias (fragmento)