António Vieira

Portugal | 1608-1697

Sacerdote jesuita portugués y misionero. Las obras completas de Vieira están consideradas como uno de los mejores ejemplos de la prosa clásica portuguesa. También fue un visionario; comprometido con la defensa de los derechos humanos de los indígenas brasileños, y llegó a tener la influencia suficiente para jugar un papel activo y determinante en el esquema político de Portugal y Brasil. Los padres de Vieira viajaron a Bahía (Brasil) en 1614. Se ordenó sacerdote jesuita en 1635 y trabajó como misionero en el noreste del país, en donde tomó contacto por primera vez con los indígenas amazónicos. Enseguida se convirtió en el predicador más destacado de la colonia. De vuelta a Europa en 1641 continuó predicando y llevando a cabo misiones diplomáticas para la corona portuguesa durante once años. El rey Juan IV de Braganza sucumbió a su palabra y le llamó “el hombre más grande del mundo”. De vuelta a Brasil se ocupó de la defensa de los derechos de los indígenas brasileños y luchó ardientemente contra su esclavitud. Realizó un viaje especial a Lisboa para abogar por su causa, volvió a Brasil, y finalmente fue expulsado en 1661. En Portugal se hizo cargo de la causa de los judíos conversos, que sufrían los excesos de la Inquisición, y llevó el caso a Roma, donde también se convirtió en confesor personal de la reina de Suecia. Él mismo fue perseguido y volvió a Bahía donde permaneció entre los indígenas hasta su muerte. El legado de Vieira está formado por sus escritos y sermones y ocupa 15 volúmenes publicados entre 1679 y 1748. Se trata de obras maestras barrocas, ricas, elaboradas, ingeniosas y deslumbrantes que tratan un amplio espectro de temas religiosos y políticos. Destaca, en particular, una exhortación a los habitantes de Bahía para que resistan las incursiones de los holandeses en su provincia y también propone un nuevo sentido de identidad nacional brasileña. La recopilación incluye cartas y profecías. Reconocido como una importante figura política en Europa, sus escritos son de una gran importancia para Brasil. Su compromiso con los indígenas quedó patente en su obra escrita en portugués, al que enriqueció con algunos americanismos, puesto que conocía distintas lenguas vernáculas. Se puede decir que constituyó un puente entre el antiguo orden clásico europeo, con sus intrigas y políticas, y el nuevo mundo, donde fue posible dar rienda suelta a una nueva fuerza estilística y a una libertad intelectual. © M.E.

Textos:

Historias del futuro (fragmento)